La homeopatía en la palestra. Aclarando términos.

 

Los que me conocen saben que no soy amigo de participar en polémicas a propósito de la homeopatía. Y no lo soy en gran parte porque no me gusta el formato en que tales polémicas suelen presentarse: alguien nos descalifica y los homeópatas se molestan en buscar argumentos para rebatir algo irrebatible, es decir, bobadas insensatas y gratuitas. Esos no son términos de un debate, sino, simple y llanamente, basura. Pues bien, no quiero esa basura. A menudo digo a mis amigos: “Sólo hablo de homeopatía con homeópatas”, lo que sin duda es algo exagerado, pero refleja mi manera de sentir: si alguien que no conoce la homeopatía ni quiere conocerla pretende iniciar un debate descalificando ¿tengo yo que ponerme a su altura? Por otra parte, el tal (o los tales) no pretenden debatir nada porque de entrada parecen muy seguros de sus despampanantes afirmaciones. Se hacen llamar científicos aunque en mi opinión el término cientifista les cuadra bastante mejor. Se hacen llamar escépticos y desconocen el significado del término. También es mi opinión, naturalmente. Como se limitan a negar, yo los llamo negadores.

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