Nunca he tenido la costumbre de leer la prensa. ¡Mea culpa! De manera que alguien me pasó el dominical de El País de ayer. ¡La homeopatía aparece en portada, ahí es nada! Y en el interior, dos artículos sobre el tema, de los que quiero detenerme en el primero porque tiene algo de novedoso. Se trata del testimonio de un médico que, según nos cuenta, comenzó su carrera profesional en un hospital homeopático en Munich. Allí, declara nuestro colega, “lo aprendí todo sobre homeopatía”, lo cual no es poco. Dice haberse sentido impresionado por los resultados terapéuticos del método, pero llegó un momento en que se hizo la luz y comprendió que tales resultados eran simplemente el efecto placebo. El resto del artículo transcurre por los consabidos lugares comunes,, así que no entraré a comentarlo.
Lo que me interesa es que nos presentan el testimonio de un médico que fue homeópata y posteriormente renunció a la homeopatía volviendo a los caminos de la medicina convencional que él considera verdaderamente eficaz. Nada que objetar, claro. Estaba en su derecho. Pero me pregunto qué demuestra este caso. Se trata de un médico, bien. ¿Saben cuántos médicos, después de recibir formación alopática, hemos adoptado la homeopatía precisamente por sus resultados? Decenas de miles, tal vez centenares de miles a lo largo de doscientos años. A los señores detractores les apasionan las estadísticas (al menos eso creo). Pues bien, echen sus cuentas. Un médico entre cien mil queda casi tan diluido como uno de nuestros medicamentos homeopáticos en baja potencia. No es que desaparezca, sigue estando ahí. Y su testimonio es tan válido como el de cualquiera de los cien mil que hicieron lo contrario. Pero estadísticamente carece de relevancia.
Veamos entonces qué pasa con el testimonio de esos cien mil (es una cifra inexacta, pero verosímil) que se pasaron a la homeopatía o que la adoptaron junto con la tradicional. ¿Son todos tontos? ¿Son todos estafadores? Y con el testimonio de sus millones de pacientes, ¿qué ocurre? ¿Todos tontos de remate? Las curaciones que declaran haber obtenido con el tratamiento homeopático, ¿son falsas?, ¿pura ingenuidad? Eso es lo que parecen opinar los señores detractores, completamente de espaldas a los hechos.
Hoy no quiero volver a entrar en los lugares comunes, así que lo dejo aquí: frente al respetable testimonio de ese médico que decidió abandonar la homeopatía existen los testimonios, declarados o tácitos, de una ingente cantidad de médicos que hicieron lo contrario. Son hechos. Saquen sus calculadoras y vean qué pueden demostrar con estos hechos.
Me defino como medica, desde que conoci la homeopatia, una terapeutica negada en la universidad de buenos aires, donde me forme hace ya mas de treinta años, Lo primero que me llamo la atencion en la UBA, es la poca importancia que se le da a Hipocrates, a la alimentación, ya que la industria farmaceutica es lamano derecha o socio principal de la carrera.
Cuando a traves de un paciente hospitalario , supe de la existencia de la homeopatia, corri a ver que era, y desde entonces no dejo de asombrarme. Y vuelvo al principio, me forme como homeopata, desandando un camino conocido , para entrar en este de comunicacion plena con un paciente que es unico, al que hay que investigar profundamente en su naturaleza, para ofrecerle solucion a sus dolencias., un camino que me enriquecio como ser humano, jamas imagine que de la mano de Hahnemann y de mis maestros, me sentiria plena como profesional, esto ultimo gracias a la homeopatia.
Los homeopatas, venimos de distintos lugares,
y de la disconformidad de una vision “al paso” superficial y rapida del hombre que sufre. Sin negar los avances de la ciencia y de la tecnologia, sueño que Hahnemann y la homeopatia sean valorados como se merecen ,como lo que es ka homeopatia, una medicina de avanzada, y absolutamente actual.