Me gusta volver a los textos homeopáticos antiguos. No sólo a las obras canónicas inevitables para cualquier homeópata, sino también a las obras menores de colegas del pasado y a sus publicaciones en revistas especializadas. Lo que va a continuación está tomado de Revista de Homeopatía Práctica y es la transcripción de una sesión científica de la Academia Médico-Homeopática de Barcelona, el día 13 de enero de 1919. En esta sesión, el doctor Peiró Comes da un discurso con motivo de su designación como presidente de la Academia.
De su interesante exposición, tomo un largo fragmento que, cien años después, da para mucho reflexionar:
“El segundo punto de que pienso ocuparme se refiere a la materia doctrinal. Todos estamos convencidos de que la Homeopatía pasa por un periodo estacionario, en el que, si bien no faltan ni los adeptos ni los clientes, que por el contrario vemos aumentar cada día, no llegan a nuestro alrededor compañeros ansiosos de comulgar en nuestras creencias. ¿Cuál puede ser el motivo? A mi pobre entender hay varios, pero uno de los principales, el que me permito opinar de más importancia, es que ha cesado la hostilidad de la escuela secular. Se nos tolera, se nos respeta y, ¿por qué no decirlo?, en algunos puntos se nos imita. Cesaron aquellas campañas periodísticas que hicieron en sus tiempos célebres a los doctores Mata y Mendoza, del campo alopático y a los doctores García López, Cruxent, Rino Hurtado, etc., etc., de nuestra parte. Ya no tenemos ese medio de propaganda que nos hacían los contrarios que, como sucede a toda doctrina reformista, es siempre la más favorable para estimular el estudio y conocimiento de las ideas combatidas. No nos cabe esperar que un doctor Folch, catedrático de Patología de la Facultad de Barcelona, enemigo declarado de la homeopatía, al ir a estudiar, como misión oficial, el cólera en Alemania el año 1831, vuelva de allí convencido homeópata; no podemos pensar que un doctor Janer, catedrático de la misma Facultad, convencido más por los escritos de sus afines que por nuestros propios argumentos, se decida a estudiar la homeopatía y al fin a propinarla. El doctor Balseiro, Subinspector de Sanidad Militar, encargado por sus compañeros, por sus grandes dotes literarias, de mantener una polémica con el doctor Rino Hurtado, acabe por ser un convencido homeópata; el doctor Sabino de Ara contendiendo con don José Sebastián Coll, el doctor Pío Hernández, catedrático de Anatomía de la Facultad de Valladolid, el doctor Hysern, catedrático de Fisiología de Madrid, el doctor García López, catedrático de la propia asignatura en Salamanca y otros muchos que en estos momentos no recuerdo, han sido apóstoles convertidos a nuestras creencias.”
Cabe preguntarse qué ha cambiado desde entoncees. Está claro que los actuales detractores de la homeopatía no se convierten jamás en “apóstoles de nuestras creencias”. Sin embargo, la homeopatía sigue siendo la misma y las evidencias a su favor no han hecho sino aumentar en los últimos cien años. Así pues, me repito la pregunta: ¿qué ha cambiado? En mi opinión hay tres aspectos a considerar: el debate, el ámbito y las personas.
El debate. – Hace un siglo había debate. Se analizaba la cuestión desde diferentes puntos de vista, especialmente el filosófico-doctrinal y el clínico. Se trataba de un debate entre iguales (médicos) y era posible llegar coincidir. Hoy en día no hay debate, tan sólo el ataque de los detractores, a base de descalificaciones e insultos.
El ámbito. – Hace un siglo, el debate se producía en un ámbito profesional, médico. Se publicaba en revistas médicas de uno u otro signo o bien en libros. Ahora el ámbito es universal. Los ataques se producen en los medios de comunicación de masas y no contienen argumentos o contraargumentos porque no se trata de discutir la eficacia de un método, sino de descalificarlo y ridiculizarlo ante el público general. Y si pueden, de censurarlo, criminalizarlo e incluso prohibirlo.
Las personas. – Ha quedado claro que los antiguos debatientes de uno y otro lado eran médicos, incluso médicos muy relevantes. Eran médicos con formación humanística. Los médicos, al menos en aquella época, deseaban curar y, por eso mismo, buscaban la verdad en terapéutica. No tiene nada de extraño que, al estudiar la homeopatía con el sincero propósito de rebatirla, muchos cambiasen de opinión. Ahora, los detractores (que se autodenominan escépticos, aunque desconocen el significado de esa palabra) no son mayoritariamente médicos, sino cualquier otra cosa.
Al parecer, encargar a médicos de este debate es innecesario y aún peligroso: podrían reflexionar. Por consiguiente, los médicos suelen estar al margen. En el lado homeopático sigue habiendo médicos, pero da igual, nadie considera ni rebate sus argumentos ni los datos aportados, porque los detractores tienen un programa de tres frentes: presionar a las autoridades sanitarias en contra de la homeopatía, presionar a las instituciones médicas (colegios, facultades, etc.) en contra de la homeopatía y ridiculizar la homeopatía ante el público en general.
Es un plan preconcebido. Nada que ver con un debate. Nada que ver con criterios médicos. Se trata tan sólo de destruir la homeopatía y otras formas alternativas de ver la medicina porque no responden al rentable paradigma oficial. La cerrazón intelectual y el salvajismo moral de esta guerra injusta está privando, por la vía del engaño, a muchas personas de encontrar una solución para su salud. Se trata pues de un atentado contra la salud.
¿Qué opináis vosotros?
En Homeopatía online seguiremos reflexionando sobre esta y otras cuestiones que nos conciernen.
Al final, os dejo enlace a un interesante artículo del doctor Gérvas donde podréis informaros sobre el tipo de gente que nos ataca.
Que Dios os bendiga.
Querido amigo y colega: es cierto que se han eliminado los debates entre personas con semejante formación, y se ha pasado a una campaña de acoso y derribo entre personas carentes de conocimientos médicos, que sólo argumentan consignas propuestas por aquellos que se lucran del descrédito de la Homeopatía, y que no se cansan de repetir a modo de mantra, sin interés por cuestionar lo que dicen, y con la certeza de que una mentira mil veces repetida, se convierte en una verdad para la mayoría de la población. Pero lo mejor es, que en algunos casos, cuando la salud está realmente en juego, pasan de dogmas y buscan lo que les pueda llevar a la salud, y entonces nos buscan.
Lo peor de todo, a mi entender, es que nos hemos quedado sin apenas relevo generacional, ya que no se encuentran apenas (salvo honrosas excepciones) médicos que no hayan sucumbido al adoctrinamiento que sufren en el ámbito universitario, donde mayormente les enseñan a seguir protocolos establecidos, a no mirar a la persona que sufre porque podrían sentir el gusanillo de la compasión y sobre todo a no pensar en nada que vaya más allá de lo que ven con sus ojos materiales.
Una verdadera lástima el que haya desaparecido casi por completo la corriente humanista dentro del ámbito de la medicina, y los bata blancas actuales se hayan convertido en fieles ejecutores, y diría también cómplices, de los intereses de la industria farmacéutica.
El futuro los juzgará, si es que llega algún día un futuro distinto al que en estos momentos se vislumbra
Querida compañera, agradezco tu sensato comentario con el que no puedo estar más de acuerdo.
Querido Emilio
Así mismo es, ya no existe debate, solo es un ataque destructivo pero siempre hay una esperanza y la esperanza está en personas como tú que están dejando su magnífica semilla cultivada y estoy segurísima que dejarán sus maravillosos frutos.
Querida amiga, gracias por tu comentario y por tu benigna (aunque muy exagerada) consideración sobre el papel del que esto escribe. Un abrazo.
El Dr. Gérvas sigue siendo referente en la titánica lucha, solo comparable a las de Gilgamesh, de unos pocos médicos y colectivos para la liberación de la Medicina de las garras de esa “ciencia” que diseña, genera, distribuye y explota comercialmente el Negocio, al servicio principal de los intereses del Mercado, y, de paso, de lo que, de rebote, pueda beneficiar al usuario de la sanidad. En este sentido, aliado en el mismo objetivo compartido de cualquier médico vocacional y honesto de buscar lo mejor para sus pacientes junto a ellos. Con la auténtica Ciencia como ayuda, no como sustitución de la Medicina.
Pero, ¡ay!, en lo tocante a la homeopatía, le hemos leído pronunciándose en contra. ¿Por haberla estudiado con la profundidad que la homeopatía clásica (no las comercialoides “homeopatías” de manual de prescripción) exige y aplicado a sus pacientes con el rigor, método y extensión de tiempo suficiente para hacerse una idea cabal como médico? ¡Quiá! La ha rechazado porque ni le parece plausible ni, en su opinión, tiene evidencia. Y en esto es, probablemente a su pesar, aliado de los seudoescépticos y demás correas de transmisión del citado Negocio, de la citada “ciencia”.
Cuando el Dr. Gérvas, reprochando, con razón, las barrabasadas sin cuento de tales elementos, como en el enlace adjuntado, se refiere a que “se atreven con lo fácil, como la homeopatía”, solo se le antoja a uno que todavía conoce menos de la homeopatía de lo que parece. Los 225 años, 2 siglos y cuarto resistiendo los embates, envites y embustes de casi todos convierten a la homeopatía en cualquier cosa menos “fácil” de abatir. La ignorancia es, para unos y para el otro, audaz: ¡voilá!
Respecto al futuro, ciertamente la hp corre obvio riesgo cierto de extinción. Está por ver si se cumplirá aquello de que entre todos la mataron y ella se murió solita. La dejadez de unos en su defensa y el desinterés de otros en su demanda no auguran nada bueno.
Saluz.
Del doctor Gérvas (tal vez alguien me pueda explicar esa tilde en la e que contraviene las reglas de la gramática) he leído algunos artículos y siempre me ha parecido sensato y brillante en sus exposiciones. Por supuesto, nunca pensé que fuese homeópata aunque tampoco sabía que se hubiese manifestado en contra de la homeopatía. Cabe pensar que si rechaza la homeopatía es porque no ha visto cómo funciona (evidencias) ni tampoco se ha tomado tiempo para reflexionar sobre sus bases teóricas. Cuando leí la entrada sobre los pseudoescépticos, me pareció que sintetizaba magistralmente la cuestión. Me lo sigue pareciendo. Si al reprocharles que se atreven con la homeopatía “porque es lo fácil” se refería al hecho de que carece de sustancia y por lo mismo es fácil de combatir, creo que se equivoca. Tal y como yo lo interpreté, atacar la homeopatía es fácil porque carece de apoyo institucional y de vínculos a intereses crematísticos no confesables. En cualquier caso, es razonable que podamos estar en desacuerdo con el doctor Gérvas en lo que se refiere a la homeopatía, y de acuerdo en otras cosas.
Estamos de acuerdo, Emilio.
En la pelea por rescatar a la Medicina de las garras del Negocio tenemos un poderoso aliado en el Dr. Gérvas. Entiéndase, por rescatarla de un Negocio y no entregarla a otro, que en todas partes cuecen habas.
En el ámbito de la praxis médica general lo mismo: hará cuatro semanas que leí su último libro, coautorizado con su compañera. Si le quitamos, al libro, 1/3 de su volumen por reiteraciones a mi juicio innecesarias, sería todavía más recomendable, tanto para profesionales como para usuarios de la sanidad.
Esa convergencia de actuaciones con el Dr. Gérvas, en defensa de la Medicina libre de intereses ajenos al bien del paciente que no nos resignamos a perder, la he hecho patente en diversas ocasiones en redes. Hay comentarios míos a entradas suyas en el blog de la plataforma NoGracias, de la que es cofundador. Un par de ejemplos:
http://www.nogracias.org/2021/07/20/la-ciencia-crea-monstruos-al-convertirse-en-religion-un-ejemplo-censura-sin-limites-en-twitter-por-juan-gervas/
http://www.nogracias.org/2021/06/01/la-tirania-del-diagnostico-precoz-por-juan-gervas/
Respecto a sus alusiones a la homeopatía, tenemos perspectiva histórica suficiente: no nos falta comprensión (tampoco indignación) hacia colegas que se pronuncian en su contra solo de oídas. Pues, como queda perfectamente recordado en la entrada, algunos de ellos osaron estudiarla y aplicarla con criterio a sus pacientes. Solo entonces tenían algo sustancial, real que decir. Ya fuera en un sentido o en otro.
Hasta entonces, y aplicando el manido principio de precaución, lo sensato es no pronunciarse sobre lo que, desde el punto de vista del ejercicio médico, ignoras.
Saluz para afrontar una “recuperación” de la Feria en condiciones.
Gracias por tu comentario, Marino. En cuanto a la Feria, gracias, pero no hará falta. Algunos me dicen que soy aburrido porque jamás me encuentran en jolgorios ni saraos, pero la realidad es precisamente lo contrario: cada día me lo paso tan bien con todo, que no necesito esos bolos de diversión canónica que suele administrarse el personal en fechas fijas. Cuestión de carácter, imagino. Que la salud te acompañe a ti también, amigo mío.
Ayer, pan y circo; luego, pan y toros; hoy, quién sabe pan y fútbol, pan y redes (ojo! podría ser un arma, bien usada, potente y benefactora). Unos cambios se han producido ya, otros los están preparando y me temo que no con fines humanísticos.
Por cierto, muy buena la pincelada literaria anterior de D. Rodrigo ( la dama del velo). Aprendo muchísimo con ustedes, con sus aportaciones.
No sé si seré optimista o pesimista, pero los ingenieros sociales no pararán.
Un saludo para todos aquellos que aún piensan y reflexionan.
Hola Jesús, es cierto que nos están cocinando un buen guiso de esos que no se pueden digerir. Ojalá los esfuerzos de tanta gente en la calle y en las redes (aunque estén controladas) eviten que ese quiso se termine y nos lo hagan tragar a la fuerza. Dices, y dices bien, que los ingenieros sociales no paran: nosotros tampoco deberíamos parar. Un abrazo.
Querido Emilio, toda la razón en lo que expones y muy interesante las aportaciones de los compañeros. Una cierta tristeza embarga todo lo referente no sólo a la homeopatía, sino a la salud. Te leo con deleite y algo de esperanza.
Muchas gracias, Ángeles.