Se acerca la Navidad y con ella un nosequé de profundo desasosiego

Se acerca la Navidad y con ella un nosequé de profundo desasosiego. Como si las cosas, que el resto del año se mantienen más o menos en orden, se desenfocasen; como si se apartasen levemente de su naturaleza de manera que ya no somos capaces de reconocerlas íntegramente, pero tampoco de precisar en qué han cambiado. Cada año ocurre igual y, mientras nos afanamos por satisfacer con manjares y regalos necesidades que a menudo ni siquiera tenemos, el vacío y la indiferencia se instalan a nuestro alrededor o, por mejor decir, dentro de nosotros.

Ni la alegría fingida ni los parabienes ni los regalos ni las innumerables comidas de celebración pueden llenar ese vacío. Lo que sentimos no es fácil de definir, pero algunas palabras, demos gracias al inmenso poder de las palabras, pueden ayudarnos a entender tal sentimiento, tal sensación: tristeza, desasosiego, ansiedad, inquietud. Y también cierto sentimiento de culpa derivado posiblemente de la oscura certeza de no estar donde debemos.
En medio de toda la locura en que hemos convertido la Navidad, puede haber un momento de paz, un paréntesis que compartimos con una persona querida: un hijo, un amigo, nuestra pareja. Si se crea la magia suficiente, en seguida surge la confidencia, siempre la misma confidencia, repetida hasta el infinito: “¿No crees que es mil veces mejor compartir una copa de vino, un rato de conversación en la intimidad de los afectos que todo este circo intolerable?” Y la respuesta, siempre la misma: es que sí, que lo creemos, que tendríamos que cambiarlo todo, tener la vida cerca, que su fluir nos acaricie en el silencio de una intimidad creativa, amorosa; estar junto a los nuestros, intensamente cerca de ellos; comprobar que nuestros esfuerzos y cuidados contribuyen a su bienestar; vivir como seres humanos, huir del estruendo sin caer en la trampa de llevarlo con nosotros a donde vayamos.
En Navidad celebramos el nacimiento de Jesús. Unos dicen que realmente existió, que fue un hombre vivo sobre este planeta; otros dicen que no. ¿Qué importa eso? Lo que en realidad importa es el mensaje. Así que lo que celebramos en estas fiestas es el amor, un amor que, al ser dativo, se integra imperceptiblemente en la pura corriente de la vida, coincide con el sentido de la vida que es sencillamente transmitir el bien. El que puede experimentarlo tiene paz y armonía. La mayor parte lo echamos en falta. Y buscamos por ahí qué puede sustituirlo: comemos, bebemos y compramos cosas; celebramos actos sociales en los que nos atiborramos y que nos dejan aún más tristes. Pero de vez en cuando disfrutamos de un momento privilegiado en compañía de un amigo o del amor de nuestra vida: un momento de luz en el que vemos el enorme error que estamos cometiendo. Y sistemáticamente ignoramos esa verdad que se nos revela. La máquina vuelve a engullirnos y nos vomita unos días más tarde frustados, empachados y con algunos kilos de más. Un año más por delante: el mundo se enfoca de nuevo y volvemos a la convicción de que estamos pisando suelo firme. Solo que no hay suelo firme.
Faltan pocos días para Navidad. Así que aprovecho para haceros un pequeño regalo: Arsenicum álbum 30CH os puede ayudar a paliar el desasosiego navideño. Pero el verdadero remedio, el definitivo, el amor que consiste en amar antes que en ser amado, ese es un regalo que viene de otra parte. Ahora bien, he oído decir que todo el que lo desea termina por conseguirlo. Así pues, ¡felicidades para todos!

Doctor Emilio Morales

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2 comentarios en “Se acerca la Navidad y con ella un nosequé de profundo desasosiego

  1. Totalmente de acuerdo, doctor Similo. Los acostumbrados buenos deseos de parte de esta familia. Con esta misma fecha te he puesto en correo el último libro que he publicado (a las señas postales de Alvarado 5). Espero que te guste.
    Benito.

  2. …Y estamos en plena vorágine consumista y el desenfoque del mundo persiste, como dices, Emilio. Y recordamos a Pessoa, quien fue, acaso, uno de los que mejor supieron poner palabras a estos estados anímicos en su Libro del desasosiego. Salud y armonía para 2015.

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