Como sustancia, Alúmina está cargada de simbolismo. No podía ser de otro modo ya que se trata de la arcilla, cuya principal reputación es la de haber sido la materia con la que Dios moldeó el cuerpo humano, reputación con la que el talante popular no ha dejado de engalanar la, por tantas cosas loable profesión de los alfareros, íntimamente vinculada al origen mismo de la civilización humana:
Oficio noble y bizarro,
entre todos el primero,
pues en las artes del barro
Dios fue el primer alfarero,
el hombre, el primer cacharro.
Pues bien, ese cacharro ha devenido alfarero para lo bueno como para lo malo; ha ido cargando la dúctil materia de su oficio con todo el peso, con toda la dignidad y con todo el horror de su olvidada, anhelada y temida naturaleza primera.